Nacida en un pueblo de La Mancha (de cuyo nombre no quiero acordarme...), Raimunda vive en Madrid, está casada con un obrero en paro y tiene una hija adolescente. Su hemana Sole se gana la vida como peluquera. Ambas echan de menos a su madre, que murió en un incendio en el pueblo. Pero, inesperadamente, la madre se presenta primero en casa de su hermana y después va a ver a Sole, aunque con quien dejó importantes asuntos pendientes fue con Raimunda y con Agustina, una vecina del pueblo.
Bajo mi humilde punto de vista, hablamos sin lugar a dudas de la mejor película de Almodóvar.
Inspirada en los
dimes y diretes típicos de los pueblos de la España profunda, en los cuchicheos que sacuden cada rincón de Castilla, nos narra una historia algo extraña pero que hará las delicias de todos aquellos que conozcan de primera mano la forma de vivir, de pensar, de hacer, de los pueblos de la meseta central.
Una obra española que debe permanecer en todas las videotecas particulares.
La dieron el otro día en televisión.
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