miércoles, 5 de septiembre de 2012

Gran Torino

Walt Kowalski, un veterano de la guerra de Corea, es un obrero jubilado del sector del automóvil que ha enviudado recientemente. Su máxima pasión es cuidar de su más preciado tesoro: un coche Gran Torino de 1972. Es un hombre inflexible y cascarrabias, al que le cuesta trabajo asimilar los cambios que se producen a su alrededor, especialmente la llegada de multitud de inmigrantes asiáticos a su barrio. Sin embargo, las circustancias harán que se vea obligado a replantearse sus ideas...


Patria: ahí tenemos la bandera inmensa presidiendo el porche… pero el barrio está plagado de inmigrantes. Uno podría pensar en esto como una crítica pero si os fijais a lo largo de la película, los mismos inmigrantes ya se sienten un ciudadano más. Las barras y estrellas cuelgan de sus respectivos porches como cualquier otro vecino. Es la grandeza de un país que tiene fe en lo que es: un pueblo de inmigrantes.

Familia: la de Kowalski es sólo una caricatura… pero los orientales sí que saben compartir. De ahí la envidia de  nuestro protagonista que siente pena por lo que él ya no posee pero si sus vecinos.

Religión: el cura es un imberbe inocentón; carece de experiencia… pero el santón amarillo sí que lee en lo profundo de los corazones.

Estos son los tres pilares que sostienen a Walt y que él cree que serán dinamitados en una sociedad nueva y que poco a poco va descubriendo. Una sociedad cambiante que le transtorna pero al mismo tiempo le transforma...

IMPRESCINDIBLE

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