jueves, 28 de junio de 2012

Invictus

En 1990, tras ser puesto en libertad, Nelson Mandela llega a la Presidencia de su país y decreta la abolición del "Apartheid". Su objetivo era llevar a cabo una política de reconciliación entre la mayoría negra y la minoría blanca (en teoría). En 1995, la celebración en Sudáfrica de la Copa Mundial de Rugby fue el instrumento utilizado por el líder negro para construir la unidad nacional.



Película que se salva por la actuación de uno de los mayores actores que ha parido la Tierra: Morgan Freeman (a ver si adivinais que papel hace...).

La cinta nos muestra a un Mandela muy bueno, muy bueno, muy bueno... (de ahí que no sea muy histórica que digamos), pero sobretodo nos muestra como el deporte puede unir una nación entera dividida por la miseria, el odio, la desigualdad y la raza.

He querido comentar esta película hoy puesto que al venir de trabajar he visto como de muchos balcones de mi ciudad colgaban banderas españolas, como si se tratase de mostrar el orgullo que sentimos al ser españoles y como si quisieramos dejar constancia que, pese a nuestras muchas diferencias, vamos a una y somos los más fuertes cuando nos lo proponemos.

El deporte une. El fútbol une. Es un hecho. Lástima que haya tan pocas cosas que unan a una mayoría a la que quiere dividir una minoría minúscula, casi bacteriana y ridícula, que no hace más que nutrirse de las debilidades de los demás para poder subsistir.

Son bacterias. Son virus.

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