La vida de Sara y Brian Fitzgerald cambia radicalmente cuando a su hija Kate, de sólo dos años, le diagnostican una leucemia. Inmediatamente, Sara abandona su carrera de abogado para dedicarse por entero al cuidado de su hija. Su única esperanza para salvarla es tener otro hijo. La ingeniería genética es un campo que plantea aún cuestiones morales muy espinosas, pero para los Fitzgerald es la única opción. Así es cómo nace Anne, y entre ella y Kate se establece una relación mucho más profunda de lo normal, sobre todo porque ambas tendrán que someterse a diversos tratamientos médicos y compartirán largas estancias en el hospital. En tales circunstancias, Jesse, el único hijo varón de la familia, queda relegado a un segundo plano. Sin embargo, cuando Anne cumple once años toma la decisión de emanciparse médicamente y, para ello, contrata a un abogado que inicia un proceso legal que divide a la familia y deja la vida de Kate en manos del destino.
Me parece una película muy conseguida. Se mete en dos charcos pistonudos: la cuestión del bebé medicamento y la de la muerte. Pienso que consigue profundizar en las dos cuestiones y hacer pensar. Creo que no es en absoluto maniquea y que, al contrario, va mostrando los dramas que viven cada uno de los miembros de la familia.
No es fácil encontrar una película con esta calidad y profundidad, a la vez que sencilla de ver. Drama de los buenos de verdad; es de las pocas películas que hacen llorar hasta al más duro, la trama y la interpretación te involucran tanto en la película que acabas sintiéndolo como si se tratara de un hecho personal.
Realmente buena.
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