Gran Bretaña, en un futuro indeterminado. Alex es un
joven muy agresivo que tiene dos pasiones: la violencia desaforada y
Beethoven. Es el jefe de la banda de los drugos, que dan rienda suelta a
sus instintos más salvajes apaleando, violando y aterrorizando a la
población. Cuando esa escalada de terror llega hasta el asesinato, Alex
es detenido y, en prisión, se someterá voluntariamente a una innovadora
experiencia de reeducación que pretende anular drásticamente cualquier
atisbo de conducta antisocial.
Todos dicen que debes comportarte, que debes ser educado y bien
agradecido, que debes respetar a tus mayores y que la música docta es
solo para almas nobles. Todos dicen que debes adecuarte a la sociedad,
pero no. La soledad y la angustia de lo incomprendido aborda al
desequilibrado y lo lleva a ejecutar actos de inexplicable maldad y
todos creemos que no se puede ser más malo que los malos que nos pinta
esa pulcra sociedad. Pero hay cosas peores, te lo puedo asegurar. Hay
una naranja que está reservada sólo para antisociales; la sembró el
escritor Anthony Burguess y la cosechó el director Stanley Kubrick que la
ofrece sin cubiertos ni servilletas. No tiene compasión de ti y te la
sirve tan cruda como la vida es. Para que quizás pienses (muchos ya ni
recuerdan como pensar).
Una película infaltable en los análisis del buen cine, quizás la obra
maestra de un demente acostumbrado a ofrecer obras de arte.